¿El año en el que se detuvieron los relojes?

Quién no se preguntó durante este año tan peculiar para la humanidad entera si se trataría de un tiempo perdido, de un freno en todos los sentidos o incluso de 365 días de retroceso. Podríamos decir que seguramente fue un temor compartido entre quienes trabajamos en Educación.

No obstante, la capacidad de adaptación del hombre es maravillosa y hoy nos encontramos concluyendo un año que vale todas las contradicciones imaginables: agotadoramente energético, terriblemente positivo, virtualmente cercano. Y es que implicó vencer temores, ser creativos, adquirir herramientas, sostener y crear vínculos a través de pantallas, recalcular millones de veces, capacitarse en nuevos programas, transformar las planificaciones, buscar nuevas rutinas, por sólo nombrar algo de lo que este período significó para todos.

No sabemos qué pasará en el futuro pero sí estamos seguros de todo lo que juntos, docentes, alumnos y familias, aprendimos durante este año, todo lo que juntos construimos y todo lo que aun somos capaces de hacer. Los relojes no dejaron de funcionar sino que lo hicieron de forma diferente, incorporando en el camino infinidad de valores, saberes y herramientas que quedarán con nosotros más allá de cualquier pandemia.

Muchísimas gracias a toda la comunidad del Colegio San Matías, por hacer andar juntos las agujas de nuestro reloj que marcaron los segundos, minutos y horas de trabajo conjunto que nos condujeron hasta aquí. ¡Sigamos construyendo historia!

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